Give me, Africa: Dime corazón.

Tratándose de mi primer viaje a África, cada célula de mi cuerpo estaba envuelta en una tormenta de ‘y sis’, ‘peros’, ‘quizáses’, ‘que será, será….’… Mi mente, en los días previos, no era capaz de imaginar absolutamente nada acerca de como iba a ser la experiencia en Senegal, qué me encontraría, como serían mis compañeras, cuál sería, incluso, mi labor en ese país, qué proyectos llevaría a cabo…

La llegada fue tan aséptica como cualquier llegada en avión a cualquier país del mundo. Aterrice, salga del avión, cruce varios pasillos hasta llegar a la inmensa cola de inmigración, muestre su pasaporte, diga a qué, dónde y por qué viene, obtenga el sello de entrada, cambie dinero y pase a recoger su maleta… Eso si cuentas con el privilegio de tener visado y poder viajar en avión…pero de esto ya hablaremos más adelante…

Del aeropuerto tardamos unos 50 minutos en llegar a Dakar en taxi, apenas pudimos ver mucho porque ya era de noche, pero supimos que ya estábamos en la ciudad cuando comenzamos a ver las calles repletas de gente, de bullicio, de puestos de mil cosas diferentes, desde fruta a café, desde brochetas de carne a mazorcas de maíz hechas al fuego, multitud de personas cruzando con valentía y sin ningún orden la carretera, tratando de sortear los coches, taxi y camiones que, usando su pito para decir ‘ey, que voy’, avanzaban por las estrechas calzadas… me sorprendió mucho tanto movimiento, tantas miradas, tantos sonidos…

A la mañana siguiente amanecimos en el popular barrio de Fann Hock, en nuestra nueva casa, con nuestras nuevas y poderosas compañeras, en la sede de Asamblea de Cooperación la Paz (ACPP), la ONG que nos da cobijo y quehaceres, una organización que apuesta por una sociedad civil fuerte, que apuesta por el fortalecimiento de las comunidades locales a través del empoderamiento de las mujeres, del desarrollo de proyectos de agricultura sostenible, de la participación e inclusión política de sujetos que no gozan de derechos plenos… Un grupo de personas que apuesta por llevar a cabo proyectos mano a mano con la gente de cada país, sin paternalismo, sin juegos del lenguaje, con la acción.

Y yo, mirando al mar desde el balcón de la sede, mientras amanece, le digo a mi pechito, le digo “Dime corazón”, porque aún no tengo palabras que describan realmente lo que estoy viviendo. Aunque todo esté impregnado de una furiosa felicidad. Aún siento mi cuerpo atenazado por un lugar nuevo y distinto, unas costumbres desconocidas, un poco abrumado por lo inmensa que es la ciudad comparada con mi Segovia, una sensación de querer participar de todo pero a la vez de no querer interrumpir nada, sintiendo así la contradicción latente entre las ganas de escribir y fotografiar absolutamente todo lo que veo y la cautela de no interferir en la vida de personas que caminan tranquilos en su propia realidad…

Y me siento y cuestiono cada poro porque este viaje no solo es al corazón de África, sino a mi propio corazón.



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6 respuestas a “Give me, Africa: Dime corazón.”

  1. Andrea dice:

    Magnífico viaje al corazón. Deseando seguir leyendo <3
    Un abrazo bonito para tí

  2. Marta dice:

    Te acompañamos desde aquí Andrew!! Iluminanos con tus letras y tu fuerza, q de eso vas sobrao!!
    Un abrazo enorme. Respira un poco de África por mí y luego me lo cuentas.
    Se te quiere hermano!!

  3. Rebeca Sevilla dice:

    Qué bien que te tengan, a ti, allí. Eres un lujo.

    • boigandreau dice:

      jajajaj ay Rebe!!! gracias!!!! muy contento sí!!! ya me contaron vuestras aventuras por Praga, sois un lujazo también! un besazo!

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